¿Por qué nos cuesta cambiar? Porque el cerebro es perezoso, literalmente…sí, leíste bien. Por supuesto no es la única de las razones, pero si una de las principales causas, que quizá no conocemos, y que ejercen resistencia al cambio.

El cerebro, ese órgano tan misterioso y maravilloso, trabaja a partir de un principio que es llamado economía cognitiva, consiste en que este siempre se inclinará a realizar las cosas de la manera más “económica”, fácil y rápida para el cuerpo, buscando optimizar la energía, el esfuerzo y los recursos para otras actividades que requiere su funcionamiento. Tiene todo el sentido del mundo, si el cerebro puede ejecutar una acción de una forma más rápida y fácil ¿por qué habría de hacerlo de una manera diferente y que demande más recursos?

El cerebro tiene un comportamiento económico

El cerebro está hecho para elegir la opción que represente mayor “ahorro”. La conservación de energía es clave para la supervivencia humana, el cerebro lo sabe bien y por eso hace todo lo posible por ahorrarla.

¿Has notado que siempre te vistes en el mismo orden o usualmente utilizas las mismas vías para desplazarte de un lugar a otro? Esto pasa porque el cerebro ya está “programado” para ejecutar las tareas cotidianas de manera automática para ahorrar esfuerzo y energía.

Realizar las cosas de diferentes formas – tener una nueva rutina, empezar a leer, realizar un deporte, dejar un “vicio”, romper una relación tóxica, o cambiar un estilo de vida, por ejemplo – requiere de mucho “combustible” para hacer un cambio y por eso el cerebro busca evitarlo, eligiendo siempre la opción más fácil. Su tendencia será entonces minimizar el uso de recursos para utilizarlos en otras actividades.

Todo cambio necesita de intención más acción

El cerebro crece y no precisamente en tamaño sino en sus conexiones neuronales. Realizar una actividad nueva requiere de nuevas conexiones cerebrales y estas nuevas conexiones requieren tiempo, trabajo y energía.

Ilustrémoslo: imaginemos una vía, una carretera que está en malas condiciones. Transitar por esta vía requiere de más esfuerzo para nosotros o el vehículo en el que nos movilizamos, pero a medida que vamos transitando con cierta regularidad por esta, vamos “marcando” la carretera, generando así un espacio por el cual transitar será más fácil y no costará tanto como en un comienzo.

Generalmente, debemos desgastarnos antes en el trayecto “difícil” y no todos están dispuestos a invertir su energía en la tarea. No basta con solo desear cambiar, necesitamos construir nuevas carreteras – conexiones neuronales – realizado esfuerzos con cierta regularidad para así poder implementar una nueva “carretera cerebral”.

¿Cómo superar la pereza al cambio? 

  • Busca una motivación y define unos objetivos
  • Identifica los beneficios que este representa
  • Modifica poco a poco tu rutina
  • Establece recompensas
  • Reconocer y enfrentar el miedo al cambio

Si, es verdad que cambiar cuesta, pero antes de rechazarlo piensa ¿cuánto cuesta no cambiar?

En Psicomente podemos darte las herramientas para dejar la pereza a un lado y trabajar en el cambio que has estado postergando. ¡Contáctanos!