Hoy en día seguro has escuchado sobre la resiliencia en alguna conversación, es un concepto que de repente se puso de moda y ahora que está en boca de muchos pareciera ser solo una palabra más, una de las tantas que con la singularidad de cada época se vuelve la favorita.
Cuando hay tanta información diferente sobre un tema que han hecho parecer superficial entonces entramos a preguntarnos: si la resiliencia es eso que tiene “todo el mundo” para seguir adelante ¿por qué hay personas que no logran recuperarse de situaciones traumáticas? Y en cambio hay otros que experimentan eventos catastróficos y logran continuar su vida con fuerza y determinación.
La resiliencia al parecer es entendida como una posesión sagrada, mística, con la que ya venimos “programados”. La realidad es otra. Nosotros definiremos la resiliencia como la capacidad que tiene una persona de sobreponerse de un evento traumático. Por lo tanto, como cualquier capacidad, debe de ser adquirida.
No existe una fórmula mágica
Esta adquisición o desarrollo de una capacidad no es una obra divina, tampoco es magia ni un don. No todos enfrentamos las diversas situaciones que nos presenta la vida de la misma forma y es por una razón – quizá muchas realmente – que la adquisición de esta capacidad está directamente relacionada con el desarrollo de diferentes herramientas personales, sociales, físicas, psicológicas y emocionales.
La resiliencia supone la capacidad de enmendar todos los eventos incómodos, trágicos, perturbadores, catastróficos y desagradables de la vida de cada sujeto, pero del dicho al hecho hay bastante trecho y de ser así entonces la persona se desliga de toda responsabilidad y le otorga esta “labor” a la resiliencia.
Si generalizamos el concepto de resiliencia como algo que aplica de la misma forma para todas las personas nos enfrentamos a algo bien peligroso, desligado de la realidad, pretencioso y abrumador para muchos, pues si bien cada persona posee la capacidad para hacerle frente a las adversidades que se pueden presentar, no todos cuentan con las “posibilidades” de los demás.
Por lo anterior, la resiliencia está sujeta la facultad que tiene una persona de desarrollar y adquirir una serie de elementos que favorezcan el desarrollo de la resiliencia como capacidad.
¿Con la resiliencia se nace o con la experiencia se hace?
Nadie nace con resiliencia, en realidad es algo que se adquiere durante las experiencias de vida, las relaciones interpersonales, la gestión emocional, el apego que se desarrolla y configura en la niñez, los lazos familiares, sociales y afectivos, el autoconocimiento, autoestima, la flexibilidad de pensamiento, critica y humor.
Este panorama es bastante distinto al que se menciona en las redes, en las conversaciones cotidianas y en internet. No es algo con lo que se nace entonces, sino algo por lo que se trabaja de manera directa o indirecta y es por esta razón que hay personas que logran sobreponerse más fácil que otros a sucesos abrumadores.
Ahora bien, la resiliencia no es evitar el sufrimiento, no es evitar el dolor que pueda causar algún evento en la vida, sino más bien la forma en cómo decides ver lo que sucede, comprenderlo, experimentarlo, vivirlo, aceptarlo, aprender y continuar.
Podemos imaginarlo como un punto (.) a veces aparte, a veces seguido. Lo que significa un alto en el camino, que está ahí para tomar aire – fuerza, energía, ganas, entusiasmo – para seguir adelante con la vida. Este punto (.) no aparece en la vida de gratis, se trabaja por él, para “utilizarlo” cuando se requiera, se necesite.
Para trabajar en pro de la resiliencia
No tienes que inscribirte a cursos, tampoco invertir dinero, no necesitas realizar un retiro espiritual ni recibir sesiones de algún Coach. Todo lo anterior puede aportar y en muchos casos se requiere de otro para ayudar a desarrollar habilidades, pero al final esto es un trabajo a un nivel personal.
Ten en cuenta estos 6 puntos que te pueden servir:
- Trabajar sobre la autoestima tendrá efectos positivos a la hora de enfrentar dificultades o situaciones adversas en tu vida.
- A partir del autoconocimiento podremos identificar en qué somos buenos, qué podemos mejorar y cuáles capacidades debemos desarrollar.
- Recuerda tener apertura al cambio. Las cosas no siempre son como queremos o esperamos, se flexible en actitudes y pensamientos.
- El sentido del humor y una mentalidad positiva nos ayudan a afrontar las contingencias en pro de la resolución de los problemas.
- La actividad física cumple un papel fundamental, numerosos estudios han demostrado su impacto a nivel emocional, cognitivo y psíquico.
- Entiende el positivismo no como la negación de la realidad – lo traumático – sino como la capacidad de comprender que se puede transformar y crear a partir de lo sucedido.
Recuerda que todas estas habilidades puedes desarrollarlas de manera individual, pero si no sabes por dónde comenzar, cómo empezar a trabajar y desarrollar diferentes herramientas, estrategias, habilidades para la vida, en Psicomente podemos orientarte, si necesitas una consulta no dudes en contactarnos.
Lo ame, hace algunos dias habia aprendido sobre la resiliencia y ese tema me apasiona.
Me encanta como elaboras el tema aqui dejando en claro cada punto. muchas gracias